«ES ABSURDO HABLAR DE GENOCIDIO EN EL CONTEXTO DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA»: FERNANDO CERVANTES, HISTORIADOR MEXICANO
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Los conquistadores españoles fueron unos monstruos ávidos de sangre y riqueza que cometieron un terrible genocidio en América Latina y la saquearon sin piedad.
Esa es la visión más extendida de la conquista de América, la más aceptada.
Pero en su nuevo libro, «Conquistadores: una historia diferente» -publicado en español por la editorial Turner Noema-, el historiador mexicano Fernando Cervantes, se atreve a contestarla.
A lo largo de 534 páginas (casi un centenar de las cuales corresponden a notas y bibliografía) y basándose en fuentes primarias como diarios, cartas, crónicas, biografías, encomios y tratados elaborados tanto por los conquistadores y sus defensores como por sus críticos y en muchos casos poco conocidos, Cervantes hace una relectura de la conquista de América que va claramente a contracorriente.
«Nuestra percepción de los conquistadores ha acabado enredada en un mito extrañamente pertinaz, que ve en la historia de España poco más que la crónica de una crueldad al servicio de la reacción política y el fanatismo religioso», señala en la introducción del libro.
BBC Mundo conversó con Cervantes, profesor de estudios de la Edad Moderna en la Universidad británica de Bristol y especializado en la historia intelectual y religiosa de la España y la América española de la Edad Moderna, en el marco del HAY Festival de Arequipa, donde estará discutiendo su postura.
Línea
Es indudable que hubo masacres terribles en la conquista de América…
Por supuesto, las hubo.
¿Y las calificaría de genocidio?
El genocidio se produce cuando una raza mata a otra raza. Y en las masacres que se dieron en la conquista de México y en la conquista de Perú también participaron abrumadoramente indígenas.
Pero no una nación indígena con una conciencia indígena, sino un mosaico de pueblos indígenas que hablaban diferentes idiomas y tenían diferentes culturas.
Cortés se dio perfecta cuenta de eso, de que existía un sentimiento de opresión por parte de algunos pueblos indígenas respecto a otros, y en seguida se ganó a los tlaxcaltecas.
Cuando en su camino a Tenochtitlan los españoles llegaron a Cholula surgió el rumor de que estaban a punto de atacar a los españoles.
Cortés dio la orden de atacar, pero los que lo hicieron de forma despiadada fueron los tlaxcaltecas, que querían vengarse de los cholultecas, un pueblo del que eran súper enemigos.
Ocurrió lo mismo en Texcoco y en todo el proceso de la conquista de Guatemala, que fue una conquista indígena.
¿La conquista de Guatemala fue una conquista indígena?
Claro. Todo el mundo cree que Pedro de Alvarado conquistó Guatemala. Él empezó, sí, pero regresó a México y España y dejó allí un desastre, porque todos los grupos indígenas andaban a golpes los unos contra los otros.
La conquista de Guatemala fue una conquista casi cien por ciento indígena, con líderes indígenas.
Hablar de genocidio en ese contexto no tiene sentido, porque es un término moderno basado en cómo entendemos hoy biológicamente la raza. Pero en esa época no existía ese concepto.
Conviene recordar la carta que cuando estaba en Jamaica Cristóbal Colón le escribió a Fernando de Aragón, cuando la reina Isabel ya estaba muy enferma.
En esa carta le pedía a Fernando que por favor mandara más reses, maíz, aceite de oliva y vino, porque decía que si seguían comiendo casabe y roedores se iban a poner de color café y se les iba a caer la barba.
Pensaban que la raza era algo que se adquiría, que si vivías como los indígenas te volvías indígena. No era en absoluto el concepto de raza que tenemos ahora.
Las enfermedades, las epidemias que llevaron los españoles al Nuevo Mundo, ¿causaron tanto daño como las masacres?
Muchísimo más. Esa fue la principal causa de la despoblación de América.
A los españoles de hecho les preocupaba, porque no es que quisieran acabar con los indios: los necesitaban como mano de obra, como vasallos, etcétera. No les convenía en lo más mínimo acabar con ellos.
Sin duda, muchos también murieron en las masacres de las guerras, porque en las guerras siempre hay atrocidades, que vienen de los dos lados.
Pero hay que pensar en los números: los españoles estaban en completa minoría.
Claro que tenían caballos, cañones, espadas, etcétera, pero los indígenas aprendieron a montar a caballo y a usar las espadas con una rapidez impresionante.
En la conquista de México los indígenas ya estaban muy bien armados. Fue terrible lo que sucedió en la conquista de Tenochtitlan, pero insisto en que fue una conquista protagonizada en su gran mayoría por indígenas.
Por tanto, no se puede hablar de genocidio; es absurdo hablar de genocidio.
Cuando Colón regresó a España de su primer viaje, llevó consigo a algunos indígenas a los que había hecho esclavos, pero según cuenta en su libro los Reyes Católicos ordenaron que fueran devueltos a su lugar de origen con la estricta orden de no permitir que nadie los revendiera. ¿No querían esclavos en el Nuevo Mundo?
No, querían súbditos.
Pero más que una cuestión humanitaria era una cuestión jurídica, porque estaba completamente aceptado que si el dominio de esas tierras se había atribuido al patronato real, los indígenas eran por definición vasallos y no podían ser esclavizados. Hacerlo era jurídicamente un crimen.
Pero eso no quiere decir que no existiera la esclavitud en el mundo hispano.
Por supuesto que existía, solo que los esclavos tenían que venir de regiones que no estaban bajo el dominio de la corona. Y también había estipulaciones muy, muy claras respecto a los esclavos.
Otro punto controvertido en la conquista de América es la cristianización. ¿Se obligó a los nativos a bautizarse, a hacerse cristianos, condenando a muerte a muchos de los que se negaban?
Todo el mundo dice que el cristianismo se impuso por la fuerza en América, y por supuesto que hay ejemplos de actitudes recalcitrantes en contra de la idolatría, etc, pero de las fuentes primarias surge muy poca intolerancia.
Fue un proceso muchísimo más interesante y mucho más gradual, más de acomodación y de respeto a la heterogeneidad, a la diversidad, donde por lo general se respetaba todo lo que existía si no iba completamente en contra de los postulados del Evangelio.
Por eso los sacrificios humanos, el canibalismo y la poligamia fueron tan difíciles de tratar.
Los frailes eran muy prudentes en cómo iban imponiendo las cosas; se sentían herederos del legado de la antigüedad tardía y citaban muchísimo la carta que le escribió el Papa Gregorio Magno a San Agustín de Canterbury, donde le dice que no cometa el error de tirar templos, de destruir lo que hay ahí.
Pero además, ¿cómo iban a imponer el cristianismo por la fuerza? ¿con qué recursos si poblaciones como las de México tenían 20 millones de habitantes, y los españoles eran 1.000 escasos y 12 frailes?
Obviamente no podían.
Lo que sí que no es leyenda negra es el saqueo económico del nuevo mundo para financiar a la corona española, sobre todo en las guerras que libraba, ¿no?
Sí, aunque hay aclarar también que para los indígenas de América el oro y la plata no eran moneda, no significaban un poder económico. Eran estrictamente metales decorativos que sabían trabajar.
Pero no era algo que les llamara la atención desde el punto de vista económico, porque el suyo era un sistema completamente diferente, basado mucho más en el intercambio en especie que en moneda.
Pero sí, hubo un saqueo terrible, sobre todo en Perú, donde Pizarro fundió todos los tesoros para mandar lingotes de oro a la corte española.
Eso fue algo que causó mucha indignación, también entre las autoridades de España.
Ahora bien, muchísimos historiadores, sobre todo de la escuela marxista de los años 60 y 70, pensaron que el sistema de extracción de oro era el fundamento del imperio, pero realmente nunca lo fue.
Hasta bien entrado el siglo XVIII la mayoría de la riqueza se quedó en América, y en América había elites muy prósperas.
Mi libro lo termino con un testimonio de Alejandro von Humboldt, el polifacético alemán que viajó a la Nueva España a principios del siglo XIX, y que describe a la Ciudad de México como la ciudad de los palacios.
No tenía duda de que el centro de la civilización occidental estaba ahí, no en Estados Unidos. Había ido a Boston, a Filadelfia, a Nueva York, pero México era en esa época 20 veces más grande y muchísimo más importante, con una prosperidad realmente notable.
¿Por qué nos hemos olvidado de eso? Solemos pensar que los españoles llegaron, saquearon y son los responsables de todos los males de la América Latina moderna, incluida la marginación de los indígenas, que todavía se ve a todas luces.
¿Y no lo son?
La realidad es que la legislación española y todas las leyes de Indias garantizaban autonomía a las comunidades indígenas.
Fue en el siglo XIX cuando acabaron con todo eso, porque la legislación liberal se basaba en los derechos del hombre en abstracto, sin tener en cuenta las circunstancias y la heterogeneidad que existía antes.
Los conquistadores, en su época, eran vistos con gran admiración, no sólo en España, sino en toda Europa y sobre todo por parte de los ingleses, ¿verdad?
Sí. En el siglo XVI España era admirada porque fue pionera en algo que todo el mundo quería hacer.
Los ingleses querían imitar a Cortés y a Pizarro, y los hubieran imitado si se hubieran encontrado en América del Norte civilizaciones del calibre de los aztecas y los incas.
Lo que pasa es que como esa zona estaba muy despoblada, iniciaron un proceso de colonización que aparenta ser mucho más pacífico.
Pero en realidad, si se visita Estados Unidos y Canadá y luego se visita México y Perú uno se da cuenta de que los llamados ‘genocidios’ se dieron en otra parte.
A los conquistadores se les considera hoy seres absolutamente despreciables y espantosos. ¿La conquista de América no fue como la describe la «leyenda negra»?
No. La conquista de América no fue como la describen los defensores de la leyenda negra, quienes además para sus críticas se basaron fundamentalmente en los escritos de españoles.
Bartolomé de las Casas fue el más influyente, pero había muchos otros que estaban tratando de escandalizar a la corte de Carlos V para implementar reformas, porque se habían dado muchos abusos y había muchas cosas muy escandalosas en el Nuevo Mundo.
Francisco de Vitoria hizo un crítica mucho más fuerte y radical que Las Casas, pero desde una perspectiva bastante más calmada, jurista y teológica.
Dentro de España también hubo críticas por lo que había pasado, y qué bueno que fuese así. Eso muestra que España no era un asidero del oscurantismo, al contrario.
Hay que poner lo sucedido y a los conquistadores en su contexto y tratar de entenderlos en ese contexto, no desde una perspectiva posterior que confunde y distorsiona.
Fray Bartolomé de las Casas probablemente fue quien con más fuerza denunció las atrocidades de los conquistadores en América Latina. Usted sin embargo sostiene que muchas de sus afirmaciones son exageradas….
Claro. Sus diatribas -porque así se llamaban- la «Brevísima relación de la destrucción de las Indias» o «Del único modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religión», así como muchas de sus cartas, tienen exageraciones palpables.
Cuando dice por ejemplo que de los dos millones de habitantes que tenía el Caribe a la llegada de Colón apenas quedaban 15.000, está claro que es una exageración desmedida.
Nadie sabe cuántos habitantes tenía el Caribe cuando desembarcó Colón, pero todos los estudios modernos y los cálculos más aceptados en la actualidad sostienen que, si nos vamos muy arriba, no había más de 300.000 personas, y para cuando Las Casas hacía sus denuncias no había menos de 80.000.
Por supuesto que fue una tragedia, eso nadie lo niega. Pero las cifras de Las Casas son muy exageradas, y con toda la intención.
¿Con qué intención?
El estilo de la época era exagerado. Los cruzados hacían exactamente lo mismo en sus relatos, hablaban por ejemplo de ríos de sangre en Jerusalén que les llegaban hasta las caderas de tanta gente que habían matado.
Imagínese un río de sangre, eso no puede suceder. Era un mecanismo retórico para entretener al lector. Y los lectores de entonces tenían una sensibilidad muchísimo menos pulcra que la que tenemos ahora; no se ofendían tan fácilmente como hoy en día.
¿Considera una caricatura la imagen actual que se tiene de los conquistadores?
Completamente, pero es muy difícil hablar de este tema. La gente que no ha leído mi libro cree que estoy loco. «¿Cómo es posible que escribas un libro que no condene completamente a esos bárbaros?», me dicen. Pero no eran unos bárbaros. Yo he tratado de hacer la labor del historiador.
Si la Historia ofende, hay que saber por qué ofende, no simplemente tirar estatuas.
Yo creo que el libro ha salido en un momento realmente interesante. Yo no me lo esperaba, porque lo empecé a escribir hace unos cinco años pero tardé mucho por varias razones: estaba cuidando a mi padre, dando clases en la universidad… Escribirlo fue una labor con muchas interrupciones.
Yo no me imaginaba que iba a coincidir el movimiento Black Live Matters y la crisis desatada tras el asesinato de George Floyd. La versión inglesa del libro salió hace año y medio e iba a salir simultáneamente con la estadounidense, que finalmente se lanzó hace un mes.
No salió antes porque prefirieron la prudencia ante dicha situación. Me dijeron que no se podía, que era imposible publicar un libro sobre ese tema en este preciso momento.
¿Debería España pedir perdón por la conquista de América, como pide el presidente mexicano López Obrador?
¿Cómo es posible pedir eso si en la época no había Estados nación?
España no era nación, el reino de Castilla y el reino de Aragón acababan de unificarse. Carlos V es el primer monarca realmente español, porque heredó las dos coronas. Pero él no concebía su poderío como un poderío nacionalista.
Carlos V era el emperador del Sacro Imperio, y España era una región de ese Sacro Imperio, no era un Estado-nación moderno.
Pensar que España como nación se impuso a México o a Perú como naciones autónomas independientes no tiene el menor sentido.
¿Y desde el punto de vista ético o moral considera que los españoles, como impulsores de esa conquista, deberían disculparse?
Hay una polarización muy extrema entre los que se llenan de vergüenza por lo que hicieron los españoles y los que dicen que la conquista fue una empresa civilizadora como nunca se había visto, y que los españoles no cometieron ningún crimen.
Hay que recalcar que los conquistadores eran seres humanos, tan humanos y tan falibles como nosotros, con sus luces y sombras, como todos nosotros. Por supuesto que hubo muchísimas atrocidades, muchas cosas que sí deben causar vergüenza y que de hecho la causaron en su época.
Como ya he dicho, la crítica más fuerte a la conquista española que ha habido en la historia fue la de Francisco de Vitoria, más fuerte que la de Bartolomé de las Casas, y que hizo mientras estaba sucediendo la conquista.
De modo que el perdón ya se pidió hace mucho, muchísimo tiempo.
¿Qué tiene que ver la España moderna con eso? Yo creo que lo que se tiene que hacer es entablar una conversación para llegar a un entendimiento de las raíces comunes que tenemos y de la cultura que ha surgido de ese encuentro, que es muy rica comparada con la expansión de la cultura anglosajona, más basada en el comercio y en lo material.
La cultura hispana tiene raíces muy fuertes en la cultura, en la religión, en el arte. Sólo hay que dar una vuelta por toda Hispanoamérica para comprobarlo.
Usted es mexicano. ¿Cómo ha sido recibido el libro en México?
Por lo pronto muy bien, ha tenido buenas reseñas. Claro, que los que han escrito son amigos.
Este artículo es parte del Hay Festival Arequipa digital, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza del 1 al 7 de noviembre de 2021.
Fuente: BBC News